REPORTE DE INVESTIGACIÓN
Lorena Mora, MD;1 Miriam Palacios, MD;2 Inés Nogales, TM.3
1 Médico especilista en Patología Clínica. Coordinadora de la Unidad de Patología Clínica del Centro de Atención Ambulatorio (CAA) Central Quito. Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
2 Médico General. Hospital Carlos
Andrade Marín. IESS
3 Tecnóloga Médica. Funcionaria del CAA Central Quito. IESS.
Correspondencia: Lorena Mora loremorad@yahoo.es
Los problemas tiroideos comprenden muchas entidades con manifestaciones clínicas diferentes, van desde el hipertiroidismo hasta el hipotiroidismo.
Cada uno de estos aspectos de la disfunción tiroidea sin tratamiento pueden llevar a situaciones riesgosas para el paciente como falla cardiaca o fibrilación auricular en el caso del hipertiroidismo o a coma mixedematoso en el hipotiroidismo, sin contar
el deterioro marcado en la calidad de vida que puede presentarse.1
Los signos y los síntomas de disfunción tiroidea, en general, son inespecíficos y la exactitud del diagnóstico clínico es limitada y es ahí cuando entran en juego las indicaciones para tamización poblacional mediante la medición aislada de la hormona estimulante del tiroides (TSH), la cual constituye la prueba inicial para determinar la presencia de disfunción tiroidea.1,2
Más común en mujeres y en edades más avanzadas. El hipotiroidismo primario es mucho más frecuente que el de origen central,2,3 por lo que la TSH puede usarse para determinar prevalencias poblacionales. En el estudio NHANES II (17353 personas) se encontró TSH elevada en 4.6% de casos; hipotiroidismo clínico en 0.3%; hipotiroidismo subclínico 4.3%. La prevalencia en mujeres por encima de los 60 años para estos dos últimos parámetros es de 2% y 9.6% respectivamente, siendo más frecuente en blancos que en afroamericanos o hispánicos (5.1%, 4.1%, y 1.7% respectivamente).17,18 En el Reino Unido ente el 1 y 2% de la población adulta y el 5% en la población norteamericana tienen disfunción tiroidea.4
En un estudio realizado en Colombia se encontraron niveles patológicos de TSH entre 4 y 10 mUI/L en un 24.41%% y mayores de 10 mUI/L en un 7.4%.1
Por tanto, el tamizaje para la búsqueda de disfunción tiroidea si bien ha demostrado ser una estrategia costo- efectiva, en mujeres y personas ancianas especialmente; 8,9 sin embargo se deben tomar en cuenta factores de riesgo en la historia clínica entre los que se pueden mencionar el bocio, cirugía o radioterapia de la tiroides, diabetes tipo 1A, anemia perniciosa, o el uso de medicamentos como amiodarona y litio entre otras.5,6
A pesar que la disfunción tiroidea es una entidad frecuente, no existen datos epidemiológicos claros publicados del CAA Central Quito del IESS.
En este trabajo se evaluó el nivel de TSH en diferentes rangos de edad en la población adulta para determinar así la frecuencia de disfunción tiroidea en una muestra de población seleccionada por conveniencia tomando en cuenta criterios de inclusión y exclusión previa revisión de la historia clínica.
Durante un periodo de 6 meses, se incluyó un grupo de 366 pacientes. La muestra fue seleccionada por conveniencia dado que del total de pacientes atendidos en el CAA Central Quito la mayoría concurre a recibir tratamiento para enfermedades crónicas previamente
diagnosticadas.
El estudio fue retrospectivo observacional en el que se revisaron los resultados deTSH de pacientes ambulatorios, tomando en cuenta los siguientes criterios de inclusión: mayores de 20 años, afiliados al IESS, que no tuvieran consumo previo de levotiroxina, ni diagnóstico de hipo o hipertiroidismo y que se realizaran por primera vez una medición de TSH que fuera solicitada por el personal médico, en el Laboratorio Clínico del CAA Central Quito. Se revisaron las historias clínicas y se excluyeron aquellos que tuvieran diagnóstico previo de hiper o hipotiroidismo y los que tuvieran suplencia con hormona tiroidea. Se desconocieron los motivos de solicitud de la TSH en los pacientes, la presencia o no de signos y síntomas de disfunción tiroidea, y la especialidad de los médicos solicitantes.
La TSH fue procesada en el equipo Elecssys 2010 de Roche, mediante ensayo de electroquimioluminiscencia, con reactivo de TSH de tercera generación, con límites de detección entre 0.005 y 100 mUI/L. El método incluyó utilización de un control diario de dos niveles.
Los datos recopilados fueron tabulados en el programa Microsoft Excel. Los análisis estadísticos se realizaron usando el programa Prisma 4.0. Para comparar las diferencias en los dos grupos se realizó la prueba de Mann Whitney (por ser una prueba no paramétrica y por no presentar la muestra una distribución normal) con un intervalo de confianza del 95%. Se consideró significativa una p < 0.05. Los datos se presentan como promedio y desviación estándar (DE).
Según el análisis de los registros diarios de control de calidad, en el estudio de la regresión linear se obtuvo una curva lineal con un coeficiente de correlación de 1, una p de <0.0001. De los datos registrdos en la documentación de control de calidad el coeficiente de variación intraensayo fué de 1.2% y el coeficiente de variación inter ensayo fue de 5%; dentro de los valores aceptables.19
El número total de la muestra fue de 366 pacientes compuesta de 270 mujeres y 96 hombres. La edad promedio de la población general fue de 55.97 (DE 14.8) años. Para los hombres fue 54.11 años y para las mujeres fue 54.22 años sin diferencia significativa (p=0.13).
Para toda la muestra, el valor de TSH promedio fue 3.08 (DE 8.8) mUI/L y el rango fue 0.01 a 32.77 mUI/L. Al discriminar el nivel de TSH según el género no se obtuvieron diferencias significativas (p=0.05).
La distribución de los valores de TSH en la población estudiada se se detallan a continuación (Tabla 1).
< 0.27 8 (21.8)
0.27-4.2 (normal) 303 (82.78)
> 4.2 a < 10 49 (13.38)
> 10 6 (1.63)
El valor promedio de TSH de la población general en el rango normal (n=303) fue de 2.29 (DE 0.93) mUI/L. Este grupo estuvo compuesto por 227 mujeres con un nivel de TSH de 2.3 y 76 hombres con un nivel de TSH de 2.29.
De los pacientes que presentaron valores de TSH entre 4 y 10 mUI/L, 18 fueron hombres y 31 fueron mujeres
(Figuras 3 y 4). Niveles mayores a 10 obtuvieron 4 mujeres y 2 hombres; y niveles inferiores a 0.27 se obtuvieron en 8 mujeres con una edad promedio de 58 años.
En el grupo de mujeres, hubo un incremento progresivo por décadas, de los niveles alterados de TSH, especialmente TSH disminuida, alcanzando el 100% del grupo, especialmente entre los 50 y 70 años.
En el presente estudio se muestra un aumento en el número de pacientes seleccionados para evaluación, con TSH entre 4 y10 a partir de la cuarta década de la vida, tanto en hombres como en mujeres. Los niveles elevados anormalmente (>4 y < 10 mUI/L) se obtuvieron en el
% y > a 10 mUI/L en el 1.63%. En el presente trabajo se desconocieron las causas de la solicitud de TSH, si fuese por tamizaje o de diagnóstico por la sospecha clínica.
En 63 de 366 pacientes ( 17.21%) se encontró alteración y de ellos entre hombres y mujeres en la población de los 20 a 40 años solo el 6.9% mostró alteraciones de los cuales solo en 6 se documentó elevación franca de la TSH (mayor 10 mUI/L), lo que nos debe alertar hacia una mejor selección de los pacientes a quienes se les solicite la medición.
Al desconocer las manifestaciones clínicas y antecedentes de la población evaluada, no podemos asegurar que esta sea sana y tampoco que sea asintomática. Lo que si se puede evidenciar es un aumento progresivo en las diferentes décadas de la vida evaluadas en la frecuencia de TSH elevado, especialmente en mujeres en el grupo entre 40 y 70 años. Esto concuerda con hallazgos realizados en estudios previos que se conoce que la incidencia de enfermedad tiroidea aumenta con la edad siendo más frecuente esta en mujeres que en hombres.
La prevalencia de TSH bajo (<0.4 mUI/L) en otros estudios clínicos oscila entre 2 y 16%.16 Nuestro resultado (2.41%) coincide con lo descrito en otros grupos poblacionales. En el estudio Colombiano se encontró en un porcentaje más elevado (4.95%).1
Existen diversidad de criterios a cerca del tamizaje de disfunsión tiroidea de acuerdo a varias escuelas o asociaciones. Así, el Colegio Americano de Médicos ha recomendado tamizaje en mujeres mayores de 50 años con uno o más síntomas generales que pudieran sugerir patología tiroidea.11 La Asociación Americana de Tiroides recomienda medirla en todas las personas mayores de 35 años y luego cada cinco años de ser normal.9,10 La
Academia de Médicos de familia recomiendamedir TSH en personas asintomáticas menores de 60 años.
Con estos resutados, la mayor presentación de TSH elevada se presenta a partir de la cuarta década de la vida lo que justificaría una búsqueda más activa de hipotiroidismo y su realización como prueba de tamizaje especialmente en mujeres mayores de 40 años.
Los valores hallados de disfunción tiroidea solo aplican para esta población evaluada, en la cual se utilizó más una estrategia diagnóstica que de tamizaje y cuyas incidencias no pueden extrapolarse a la población general.
Es importante realizar una mejor selección de la población a la cual se va a realizar la medición de TSH.
Se requieren estudios poblacionales mayores, con población no seleccionada, para la determinación de disfunción tiroidea.
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