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Revista Médica Vozandes
Volumen 31, Número 2, 2020
ESTUDIO TRANSVERSAL ARTÍCULO ORIGINAL
baja actividad laboral y física, lo que provoca una repercusión
física en adultos mayores.
(10)
De igual forma, otra investigación
se expone que mujeres adultas mayores con mayor educación
obtuvieron una mayor puntuación en una prueba de funcionalidad
llamada ¨timed get up and go¨ test.
(11)
En el aspecto educativo, se puede sugerir que a mayor instrucción
tendrá una mayor funcionalidad, debido a que va aumentando
progresivamente el nivel de educación y a su vez aumentará el
puntaje que tiene la persona en el Índice de Barthel, esto podría
deberse cuando la formación de un individuo es alta tiende a
mostrar mayor cultura, por lo tanto, la persona estará más activa
en realizar tareas de interés u ocio. Pero hay que tomar en cuenta
que esta aseveración no es general, ya que existen residentes
que no pudieron tener educación alguna, sin embargo, tienen
un nivel funcional moderado o alto, lo que da a entender que los
hábitos de la persona son los que determinan sus capacidades
funcionales, pero su nivel educativo puede inuir de cierta
manera.
Al pretender identicar si la edad de los hombres o las mujeres
guarda relación con el índice de Barthel, se demostró que en
ninguno de los casos existe una correlación directa ni signicativa
en este trabajo, sin embargo, varios estudios demuestran que la
edad inuye notablemente en la disminución de la actividad y
estado físico de la persona.
(12)
En la estadística inferencial se mostró que la signicancia
fue mínima en las tablas de las correlaciones, mientras que
los valores de chi cuadrado no mostraron una relación
representativa; surgió una concordancia entre funcionalidad,
edad en hombres y mujeres en conjunto, pero al ser analizados
por separado, existe una relación signicativa con las mujeres,
lo cual podría inferir que la independencia funcional es
independiente del sexo.
Colón C, Pavon J
(13)
mencionan que a mayor edad existe una
menor funcionalidad en adultos mayores, sin embargo, estos
efectos en el cuerpo serían menores si se realiza un plan de
tratamiento preventivo dirigido a la administración de fármacos
y protocolos de sioterapia adecuados. Además, Zurita , et al.,
(14)
coincide con este planteamiento, en donde se manifestó
que existe una relación proporcional, en cuánto a mayor edad,
menor puntuación de funcionalidad tendrá un adulto mayor.
Finalmente no se estableció correlación entre el índice de Barthel
y el tiempo de Residencia en el Hogar, pero Quadri, et al.,
(15)
evidenciaron que el tiempo de residencia en un asilo es un
predictor importante en la disminución de independencia
funcional, se evaluaron varios niveles de funcionalidad
mediante 3 diferentes tipos de test, demostrando una relación
que al tener una menor puntuación hay menor probabilidad
de mantener las funciones básicas de la vida diaria durante
años posteriores de institucionalización.
Mientras que Guillén F, Pérez J, Petidier R
(16)
indican que las
personas adultas mayores que viven en residencias geriátricas
sufren más incapacidades a largo plazo, mostrando que un 70%
precisa ayuda en tareas para el servicio sanitario y traslados
de la cama a una silla, 50% presenta incontinencia intestinal o
vesical, y 40% requiere ayuda para comer.
Respecto al tiempo de residencia y edad existe
una relación con el Índice de Barthel, donde
muestra que a mayor tiempo de residencia y edad
existe menor valoración en la independencia
funcional.
La derivación de este trabajo puede relacionar
los cambios degenerativos físicos (posturales),
sensoperceptivos (equilibrio), musculo esqueléticos
y psicosociales que inuyen de alguna o varias
formas en la clasicación funcional que presenta
un adulto mayor en el Hogar Ancianos Corazón de
María. Por ejemplo, una persona tiene dicultades
para ducharse por sí mismo por razones como
pérdida de masa muscular, otras precisan
adaptaciones ortopédicas como un asiento
para bañarse sentados por la falta de equilibrio,
en el aspecto psicológico presentan miedos
al asearse solos por una recidiva a caídas. Así
existen soluciones como asistencia al momento
de ir al retrete, en donde algunas personas
necesitan de ayuda para ir y regresar del inodoro
como precaución para evitar una caída porque
la persona tiene inestabilidad sensorial. Otros
utilizan apoyos ortésicos para la deambulación,
como bastones y andadores por enfermedades
degenerativas óseas o por problemas posturales y
ergonómicos.
La falta de participación en las actividades
lúdicas de las personas provoca un aislamiento
social y sentimiento de soledad. Esto a veces
promueve que un residente senil sea propenso a
presentar un estado anímico bajo para realizar
actividad física, lo que acarrea un sedentarismo,
que a corto plazo no puede ser relevante, pero
si a largo plazo ocasionará inconvenientes muy
simples que pueden ir aumentando e inuyendo
en las actividades de la vida diaria.
Según el análisis de este estudio podemos
observar que para los próximos años la población
de adultos mayores del país crecerá, por ende,
es imprescindible la proyección de instituciones
con mayor especialidad en el cuidado de la
población geriátrica.
Estos grupos vulnerables, requieren atenciones
más ecuánimes del personal de salud desde
diversos procedimientos para ejecutar
tratamientos preventivos y desarrollar políticas
públicas que impulsen a su cuidado de acuerdo
con las características físicas y emocionales que
se presentan en este grupo etario.
Este trabajo debería ser una base para realizar un
estudio a mayor escala y ver si existen signicancias
estadísticas que no se logró, para eso se puede
trabajar con otras instituciones, centros y hospitales
para promover a otras personas interesadas y
relacionadas al estudio a efectuar una investigación
similar en donde se puedan comparar y refutar los