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hombres (proporción 2 a 1). Australia y Nueva Zelanda
presentaron la mayor frecuencia de dicha patología (138 por
cada 100.000 habitantes). El Caribe y Sudamérica presentaron
altas tasas de mortalidad (0.99 y 0.90 respectivamente) a
pesar de su menor incidencia y tamaño poblacional (8 y 9
respectivamente) (20).
A nivel mundial las tasas de incidencia y mortalidad del
melanoma fueron de 3.4 y 0.56 respectivamente, con mayor
incidencia en hombres (3.8). Australia y Nueva Zelanda
fueron los países con mayor incidencia (35.8). En Sudamérica
las tasas de incidencia y mortalidad reportadas (2.9 y 0.79
respectivamente) fueron superiores a las del Caribe (0.70 y 0.28
respectivamente) (21).
La incidencia de melanoma observada en este estudio (1.59
por cada 100.000 habitantes) es inferior a lo reportado en Brasil
(5), sin embargo, superior a lo reportado en Bolivia y El Salvador
(menos de 1 por 100.000 Hb) (22).
En nuestro estudio la zona facial fue la localización con mayor
frecuencia de cáncer de piel seguida de miembro inferior y
tronco, similar a lo reportado por Martín et al., quien analizó
la tendencia temporal en la incidencia del cáncer de piel a
nivel mundial durante 1978 y 2007 (23). El carcinoma basocelular
fue más frecuente en cara y cuero cabelludo, hallazgo que
coinciden con lo reportado en las ciudades de Cuenca-
Ecuador y Popayán Colombia (14) (19).
El melanoma primario fue más frecuente en miembro inferior y
cara, mientras que para otros tipos de neoplasias la localización
predominante fue miembro inferior y tronco. Similar a lo
reportado por lo la Sociedad Española de Oncología y algunos
reportes del informe del Centro Nacional de Inteligencia del
Cáncer (NCIN, por sus siglas en inglés) de 2017 que reportan
a los miembros inferiores como la localización más común de
melanoma en mujeres (24) (25).
Pichincha, Guayas y Manabí presentaron las frecuencias más
altas de cáncer de piel. Sin embargo, Azuay y Loja (provincias
con menor tamaño poblacional) presentaron altas tasas de
incidencia (12). Hallazgos que se pueden explicar porque dichas
provincias presentan elementos de alto riesgo
para el desarrollo de cáncer de piel, entre los
que destacan: i) radiación ultravioleta vertical
(RUV) máxima debido a la línea ecuatorial, ii)
ciudades densamente pobladas localizadas en
el callejón interandino sobre los 2500 msnm y iii)
valores de RUV que alternan entre alta en zonas
costeras y extremadamente alta en la Sierra.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
La intensa radiación solar mantenida de forma
constante y sin predominio estacional en Ecuador,
podría explicar la alta frecuencia de cáncer de
piel reportada, sin embargo, a diferencia de
otros países con poblaciones que mantienen un
impacto biológico de dosis personales de RUV
similar, las tasas de cáncer de piel en Ecuador no
son extremadamente altas.
La mayor frecuencia de cáncer de piel en
provincias con mayor relevancia económica
como Pichincha, Guayas y Azuay, probablemente
se relacione a su mayor densidad poblacional
y el mayor acceso a centros especializados y
procesos diagnósticos, lo cual pudo infraestimar
las tasas de cáncer de piel identicadas en otras
provincias rurales.
Comprender las tendencias epidemiológicas
actuales del cáncer de piel es crucial para
lograr un control precoz y adecuado de las
neoplasias cutáneas más comunes. Entender
el comportamiento epidemiológico del cáncer
de piel puede contribuir a responder más
efectivamente al incremento de esta patología
y, en última instancia, reducir las tasas del cáncer
de piel y generar estrategias de prevención
primaria.
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ESTUDIOS OBSERVACIONALES ARTÍCULO ORIGINAL